lunes, 8 de octubre de 2012

El rol del maestro





En la relación cultural, social o de orientación y animación entre personas, no es tanto lo que se enseña, o lo que se logra, sino el tipo de vínculo que se crea entre el profesor y el resto de las personas, o la misma relación de los integrantes del grupo. En los niños, en su primera edad, se da una gran dependencia de parte de los adultos, pero en los adultos, la dependencia debe transformarse en cooperación, en creatividad o en participación.
El profesor orientador debe potenciar, por lo tanto, que las personas que estén trabajando con él salgan de su radio de influencia en lo posible, procurando que se vinculen con otras personas.
Eliminar los estereotipos
Son estereotipos:
·          Hay un bagaje cultural que hay que aprender
·          Hay gente que sabe el saber
·          El profesor es el que sabe
·          Los demás reciben de los que saben
·          El que sabe dice cómo y dónde hay que aprender
·          El que sabe es el que consigue las cosas
Características del profesor orientador
En relación con su persona
·          es innovador
·          se manifiesta tal y como es
·          manifiesta sus sentimientos
·          es persona y no materializa porque sí los proyectos de otros
·          es participativo
·          es crítico
·          es coherente
·          es técnico
·          cree lo que dice y hace
·          es asertivo, facilitador
·          quiere resolver los problemas
·          aprende de los demás
·          le interesa todo lo que ocurre en el grupo
Con relación al vínculo interpersonal
·          rompe el estereotipo del vínculo dependiente
·          es «no-directivo» como comportamiento global
·          es directivo para ayudar a que los demás modifiquen su propio rol
·          orienta al grupo y a los individuos en la búsqueda de su propia identidad
·          da coherencia al grupo
·          facilita los cambios en las actitudes y comportamientos del grupo
·          intenta que el grupo se independice del líder



En relación con los aspectos formativos
·          es un pedagogo de la acción
·          enseña a planificar y controlar la planificación
·          orienta la acción propuesta
·          facilita la revisión de los procesos y de los resultados
·          escucha y comprende las experiencias de los otros
·          En relación con los aspectos técnicos
·          se preocupa por su propia formación
·          estudia los problemas
·          plantea soluciones y planifica formas de acción
·          es creativo
·          juzga sus propios actos
·          revisa y mejora sus actuaciones
Funciones del profesor orientador:
·          Detectar las necesidades de los alumnos conectándolas con los programas de aprendizaje
·          Animar, dinamizar y facilitar el desarrollo de los alumnos
·          Diseñar, dirigir y realizar cursos y talleres de su especialidad
·          Localizar recursos para el desarrollo de las actividades
·          Participar en el proyecto general formativo, responsabilizándose de las tareas específicas que le son encomendadas
·          Participar en un equipo multidisciplinar que desarrolle una acción formativa

Actitudes especialmente requeridas para la docencia


Como requisito previo, imprescindible en un profesional de la educación, ha de considerarse una especial inclinación, amor y confianza en la tarea trascendente de educar, de transmitir parte importante de sí mismo a los demás con fines de servicio. Se trata, en suma, de lo que muchos entienden por vocación. Es imprescindible que el profesor posea cualidades específicas de su  profesión.
Gran confianza en la educación, en su trabajo concreto. Sin fe auténtica en los frutos del proceso que él dirige, difícilmente será capaz de vivirlo con ilusión y entusiasmo y mucho menos transmitirlos a sus estudiantes. La educación, adecuación a los comportamientos sociales de un grupo humano, o socialización, se transmite de generación en generación y es en su mayoría inconsciente. La transmisión se realiza normalmente por modelos humanos, por contagio.
Respeto hacia los alumnos, que ha de manifestarse en actitudes de comprensión, ayuda, simpatía, justicia...
Sociabilidad y comunicabilidad como actitudes que favorecen los procesos de interacción psicológica y social en que inevitablemente ha de basarse el proceso formativo. El profesor debe ser capaz de abrirse a los demás y ofrecer sus conocimientos, sus ideas y su amistad.
Respeto y cultivo de los valores humanos: morales, intelectuales, culturales, etc. Actitud de continuo perfeccionamiento en todas las dimensiones de la persona.
Aptitudes para la enseñanza
Es evidente que todo trabajo requiere unas capacidades mínimas sin las cuales puede resultar difícil, casi imposible, alcanzar cotas elevadas de eficacia.
Para la profesión docente cabría indicar algunas:
·          Estabilidad emocional
·          Dominio del lenguaje y otros códigos útiles para la comunicación
·          Capacidad de reacción ante situaciones inesperadas en un proceso activo de enseñanza
·          Capacidad de adaptación a las circunstancias del alumno
·          Normalidad física: voz, capacidad de movimientos, etcétera
Estos factores son estupendos colaboradores que facilitan el buen hacer del profesor, no obstante el elevado número de variables que intervienen en el proceso de comunicación intelectual y espiritual entre docente y alumno hace que ciertas deficiencias puedan ser compensadas sobradamente con recursos de otra naturaleza, que la voluntad firme y el amor por el trabajo bien realizado pueden potenciar.

Dominio de la materia que ha de enseñar
Es innegable la importancia de que el profesor domine perfectamente el conjunto de saberes que ha de usar como medio de formación. Durante mucho tiempo se ha prestado gran importancia a este aspecto con olvido, incluso, de los demás. Gran número de profesores ha sido seleccionado atendiendo, exclusivamente a su preparación científica, a su cualificación de «experto». La situación actual es bien distinta, se tiende a restar importancia a este factor y existe el riesgo de caer en el extremo opuesto: formar profesionales que sepan cómo han de enseñar pero que ignoren o conozcan defectuosamente lo que han de enseñar.
El error de antaño ha de corregirse añadiendo a aquella rigurosa preparación científica los demás requisitos para la buena docencia; no es lógico pretender desarrollar un miembro mutilando otro. La instrucción, que el profesor debe proporcionar al alumno, se basa fundamentalmente en la transmisión de conceptos, instrumentos, contenidos y principios.
Preparación técnica docente
Es este un aspecto de enorme actualidad porque es en los últimos años cuando se ha empezado a prestar atención a la preparación pedagógica del profesor de enseñanzas medias y superiores. El profesorado de enseñanza general o primaria gozaba ya de este tipo de preparación.
Los procesos de aprendizaje, la metodología de trabajo que el profesor debe proporcionar a los alumnos, se basa fundamentalmente en la transmisión de estrategias que el alumno debe aprender porque son fundamentales para su supervivencia, su futuro académico, profesional y laboral. De ahí el cuasi axioma: «Importan más los procesos que los resultados», ya que los procesos permanecen de por vida y los resultados son productos de buenos procesos, pero pueden ser poco permanentes.
Se admite hoy sin discusión que el profesor ha de conocer y saber aplicar técnicas educativas que, potenciando sus propios recursos naturales, permitan obtener la máxima rentabilidad de su trabajo y el de sus estudiantes. En la actualidad se considera imprescindible que el profesor, cualquiera que sea su especialidad, conozca y aplique conceptos de psicología del aprendizaje y evolutiva que le permita conocer mejor a sus estudiantes y los principios que rigen los procesos de aprendizaje y de orientación escolar.
Técnicas de programación y evaluación educativa
·          Métodos de enseñanza adecuados a los objetivos que han de ser alcanzados
·          Utilidad y manipulación de los recursos que la tecnología actual pone a su disposición
·          Un conjunto de habilidades que le confieran un «saber estar» en el aula y «saber dirigir» el trabajo escolar en gran grupo, grupos coloquiales o de trabajo y tareas individuales
En suma, que se convierta, en mayor o menor grado, en un técnico de educación capaz de definir con precisión los objetivos de la enseñanza y prever las estrategias más oportunas para alcanzarlas, teniendo en cuenta los intereses y capacidades de sus alumnos y el tipo de conocimientos que han de ser utilizados o aprendidos. Con estos criterios, los contenidos, cuya enorme importancia se ha destacado antes, son sólo medios para lograr los fines educativos.
Conocimiento y transmisión de habilidades para la búsqueda de empleo
En otros lugares de este texto, se afirma que el profesor está en constante puesta al día, no solamente en lo que a su profesión se refiere, sino también en todo aquello que tiene que ver con el dominio del mundo laboral en que se encuentra. Su misión es formar para el trabajo, y ya desde la escuela infantil, pasando por todo el sistema educativo, se debiera tener en cuenta la futura ocupación del alumno.
Se da con cierta frecuencia, más en la universidad y en tribunales de oposiciones, que algunos profesores son celosos de que otras personas accedan a su profesión. Pareciera que se van a ver disminuidos profesionalmente, que les van a quitar trabajo o que van a tener en el futuro que competir con sus propios alumnos. Aunque fuera cierto, la misión fundamental del profesor es transmitir conocimientos, habilidades y destrezas, pero también comportamientos profesionales y vías de acceso al trabajo.

La Formación del profesorado



Un aspecto fundamental que no puede descuidarse al orientar a futuros profesores hacia el empleo, es su propia preparación, que debe extenderse a todos los ámbitos de su vida personal y profesional. El experto que se dedica a la docencia, adquiere responsabilidades inherentes a su nueva ocupación. En muchos casos, tal vez en la mayoría, su nueva actuación se convierte en la profesión definitiva.
a) Formación científica
La formación científica debe ser muy cuidada. El profesor debe poseer un bagaje de conocimientos muy superior a los que ha de transmitir para compensar las pérdidas que inevitablemente se producen en el acto de comunicación del saber. Es conveniente que el profesor esté familiarizado con otros conocimientos relacionados con la materia de su especialidad, así como poseer un buen nivel cultural aún en campos no relacionados con la misma. Esta formación suele adquirirse en los centros de enseñanza, generalmente universitarios, en cuyos planes de estudios no se recogen adecuadamente las disciplinas de tipo pedagógico.
b) Formación pedagógica
En lo que se refiere a la formación pedagógica, suele recibirla el futuro profesor una vez graduado en la escuela o facultad correspondiente, mediante cursos de corta duración en los que se incluyen temas de Didáctica, Psicología de la Educación y Tecnología Educativa. Este tipo de cursos viene prestando las siguientes dificultades:
Los futuros profesores acuden a ellos en muchos casos sin la convicción de la utilidad de los mismos.
Suelen resultar faltos de adecuación a la problemática real de la educación debido a que los formadores que los imparten, o son teóricos de la pedagogía con desconocimiento de las materias que los alumnos deberán enseñar o son especialistas en dichas materias con escasa o nula formación pedagógica. Suelen ser excesivamente teóricos, dejando al futuro profesor ante el grave problema de transferir los conocimientos adquiridos a las situaciones reales de enseñanza. El tiempo dedicado a estos cursos suele ser muy reducido, lo que obliga a concentrar excesivamente las materias o a limitarse a realizar una vulgarización de los conocimientos.
 La presentación del currículum mediante informática.
En la actualidad la nueva tecnología obliga a ejercer la creatividad en función de elementos informáticos. Estos, aunque todavía muchas personas opinan lo contrario, deben ayudar y apoyar la mente creadora, con el fin de dar respuesta a los desafíos que proyecta la sociedad de la información. Hace muy pocos años, los profesionales presentaban su currículum a mano o a máquina, con presentaciones limpias y esmeradas.
Con cada vez mayor frecuencia, el currículum se presenta vía Internet, mediante correo electrónico, y son cada vez más las empresas e instituciones que poseen sistemas de almacenamiento de datos a los que se accede mediante correo electrónico o páginas Web. Por esta razón no se debe evitar en la formación de profesionales la enseñanza de los sistemas informáticos, la toma de contacto con empresas a través de Internet y el aprendizaje o reciclaje, en su caso, de los elementos necesarios para moverse en el mundo de la electrónica, la informática y la cibernética.
En la didáctica de la orientación es cada día más fácil poner al alumno en situación de adquirir conocimientos y realizar, por lo menos las consultas elementales a través de la red y elaborar su propio currículum vitae para enviarlo por la misma. Otros programas, Power Point y similares, de presentación de textos e imágenes ayudan a realizar con mucha pulcritud y eficacia lo que hasta el día de hoy se realizaba en papel.